lunes, 19 de marzo de 2012

Dejarlo libre.

(¿Qué pasa cuando sienten los mismo pero creen que no es así? Equivocarse no es una opción. Pero ellos lo hicieron. ¿Sabrá ella que él la ama? Tiene que ayudarlo, aunque sepa que al final... tal vez lo tenga que dejar libre)


Y corrió. Sus piernas estaban adoloridas, su cuerpo al borde del colapso, pero tenía que seguir corriendo. Su respiración era agitada, más aún cuando escucho el crujir de las ramas atrás suyo. No podía parar, no debía.
"Un poco más, solo un poco más" Sabía que se mentía. Que no escaparía a tiempo. Todo estaba contra de ella, el destino, el camino, la razón.
En su rostro había manchas de sangre. "Malditas ramas, maldito día, ¡Maldito ÉL!" El dolor en el pecho era insoportable, necesitaba descansar. "!Auch!" Cayó de rodillas y sentó para observar su rodilla "¿Más ramas? No está tan mal. Tengo que continuar" "Por favor que no sea tarde"

-
Con que ahí estabas.- Un frío helado le recorrió todos los nervios al escuchar una voz susurrando en su cuello. - No va a ser tan fácil llegar muchacha, te lo dije antes, él y yo, somos la misma persona.-
- "¡Diablos, otra vez ÉL no!"... ¿No te parece qué estás lo suficientemente grande para jugar a ser el cazador?- No le podía estar pasando esto a ella. ¿Era necesario siempre tener dificultades en sus objetivos?. Una distracción, necesitaba distraerlo y correr.
-Jaja ¿sigues pensando qué llegarás a él? Ahora mismo debe estar desgarrándose y llorando por su amorcito. Su risa sardónica retumbó en sus oídos.
Sintió un nudo en la garganta, sabía que tenía razón, que él estaba así por su culpa, por no hacerle caso y provocar el daño infligido en la persona que él más quería en el mundo.
-Puede ser. Pero eso no impide que YO trate de encontrar una solución.- No sabía de dónde pudo sacar el valor para decir esas palabras. Se estaba acercando. "¡Vamos, rápido, piensa, piensa!" Miró hacia los lados buscando algo con que defenderse. "La rama".
-¿No te parece qué va... siendo tiempo de qué...te rindas? Agarró su rostro y pegó su nariz a la suya. -.Este juego del gato y el ratón me está cansando.- No supo por qué, pero quedó hipnotizada con sus ojos verdes. Verdes... iguales a los de...
"Basta" Gritó su mente al sentir como rozó sus labios. Lo golpeó con la rama con todas su fuerzas en la boca del estómago.
Y corrió. Como al principio.
-¡Perra! No creas qué se acabó.-Dijo al doblarse por el dolor.

Estaba cerca. Estaba feliz porque lo iba a ver. Sabía que tal vez la odiaba pero ella no podía dejar de amarlo.
Solo tenía que pasar la arboleda para encontrarlo.

Continuará...